sábado, 12 de abril de 2025

Coluna do Encantador de Patos

 Raul Angel Iturra



PARECE COMO SI FUERA AYER

Los años pasan como si fueran un suspiro. Era en la casa de los Abuelos, Padre y Madrasta de la Mamá, que después de cinco años de esperar el nacimiento del heredero primogénito de la familia Iturra Redondo, ese niño pasaba más tiempo en la casa de los padres de su madre, Doña Flora Redondo Carretero de Iturra Merino, que era aún el hogar del niño y sus padres, porque el papá del bebé viajaba mucho como Ingeniero de Barcos de la Marina Mercante de Chile, grado adquirido en la Universidad Católica de Valparaíso, en donde conoció una linda joven de 20 años que estudiaba lenguas y matemáticas. No faltó el tiempo para que se enamoraran uno del otro. La casa  de la estudiante ocupaba una manzana entera de casas, en donde daban hospedaje a los estudiantes de la ciudad universitaria, entre las calles Rancagua esquina de calle Victoria. En corto espacio de tiempo y con la ayuda de su amiga de la infancia, Fanny Lozano, española como la estudiante, el estudiante de Ingeniería pasó en breve a ser más un miembro de la pensión que los Redondo del Cacho Solís, ofrecían, ella D. Carolina, él, Don Ángel. Había distancia y respeto. La parte de la casa en la calle Rancagua, era para la familia; la muy grande de Victoria, para los pensionistas. Dormida, baños, comida, almuerzo en el gran comedor de la parte de Victoria.

No pasaron muchos años, ya Ingeniero él, ella matemática, en el Raúl Iturra Merino pidiera con la ayuda de Fanny Lozano, la mano de la estudiante para casarse con ella. A los 24 años se pusieron las argollas de novios y a los 26 se casaron, con una fiesta de la grande familia en la casa de Victoria. Más de 200 personas fueron convidadas a la ceremonia en la Iglesia de los Doce Apóstoles y al festín en la calle Victoria.

Cansada de siempre estar sola, la ahora Señora de Iturra, trabajaba para abogados y para el negocio de la fábrica de calzado de su padre. Con determinación, cuando en Chile apareció la empresa norteamericana que fabricaba electricidad, el Abuelo del niño y su hija, llenaron los formularios para pedir trabajo de Ingeniero en la fábrica, que más tarde pasó a ser Chilectra, en Laguna Verde, bahía cerca de Valparaíso. La sorpresa fue la del Ingeniero Iturra Merino, a quién le encantaba viajar. Pero, resignado, aceptó el puesto, se quedó en tierra y yo fui hecho, habiendo nacido en el Hospital Deformes, al lado de la Iglesia del matrimonio, que ya no existe por su demolición y la Construcción del Congreso de Chile.

Los años pasaron en eses suspiro, los aires de Laguna Verde, en donde el ingeniero dirigía la empresa, que más tarde pasaría a ser en parte suya por la compra de acciones cuando fue chilenizado en los años 60. Fueron 20 años para los hijos que, crecidos y con grados, abandonaban la casa que los crió. Blanquita, Flor María, Jaime y María de los Ángeles, nacieron en esa casa, pero todos en el hospital Deformes. La antigua estudiante parecía una coneja: no había año en que no naciera un hijo. Uno de los choferes del ingeniero, de la empresa más bien que le daba chofer, decía: la Señora está en estado interesante. Y era verdad: cada curva del camino hacía parar el auto y vomitaba.

Con hijos crecidos y a trabajar en sus profesiones, en los años 60 se quedaron solos. Hicieron en Valparaíso una casa para acompañar su soledad, que acabó por ser la última que tuvieron. El Ingeniero tenía muchas en Concepción, como herencia de su madre y madrasta, como está relatado en mi libro de 2011: Memorias de un extranjero extravagante, 300 páginas, año 2011, que puede ser leído en  http://aviagemdosargonautas.net/2012/02/13/memorias-de-un-extranjero-extravagante-nova-serie-de-raul-iturra/ . Laguna Verde aparece como el lugar del divertimiento, de las ferias, en que la familia iba a divertirse, a la playa y a comer y a beber. Las casas de Rancagua con Victoria, pasaron a ser de Laguna Verde!

Pero los años también no pasan en vano para la familia. Los hijos crecen, se casan, tienen sus hijos, van a vivir al extranjero y el que fue el joven matrimonio, pasó a ser una casa de dos.

Se fueron el Ingeniero y la matemática lingüista a la de Valparaíso, en donde primero el falleció en 1990 y en el año 2000, el 9 de Mayo, la ya abuela y bisabuela antigua estudiante, con sus noventa años de edad.

Como para el funeral de su marido ingeniero, Valparaíso todo paró, para el de ella paró Viña del Mar. Ella quería estar segura de que sus funerales serían como estimaba conveniente. En uno de mis grandes viajes a Chile, la llevé a escoger que tipo de caja quería, féretro, quién diría la misa y quienes irían y los que no. Desconfiada, porque yo no estaba siempre en Chile, fuimos a un notario donde todo se registró. Y su Misa de funeral fue celebrada por el Monseñor que ella escogió, Jaime Fernández de Viña del Mar. Los que no irían, era sabido: la edad no perdona y la mayor parte de loes eternos convidados a Laguna Verde, habían entrado a la eternidad, solo que, y quedará viva, la hija más joven de Carolina y Ángel, Carola Redondo Solís de Gajardo, que, en sus ochenta y algunos años, tiene una familia mayor que todos los Redondo, Carretero, Solís, Iturra González, Gajardo Redondo y otros.

Ya la había cuidado en los inviernos chilenos, veranos de Portugal. Me habían visitado con el Ingeniero en Cambridge. Los pasee por Inglaterra, donde también habitaban nuestra hermana segunda, marido e hija, todos más jóvenes que yo. Había sido el primero, pero esa llegada a Laguna Verde rindió frutos más tarde, hasta el punto de ser cinco hermanos y un sobrino criado por ella, hija de su hermana viuda.

En la vida de Laguna Verde, la antigua estudiante, ahora madre y patrona, se encargó de que el Ingeniero mejorara las casas de los trabajadores, enseñó a sus mujeres las mejores dietas que alimentaban sin engordar a las personas, y las casas pasaron a tener muebles de estilo comprados en casa de comercio de Valparaíso. Fundó el Centro de Madres de Laguna Verde y cuando escribí la ley de Juntas de Vecinos y Centros de Madres y fue aprobada por el Congreso como ley esencial de la vida de hogares calmos y tranquilos, fue llamada por el Gobernador de Valparaíso, denominado Intendente, para formar todos los de la Provincia. Ella sola no podía y solicitó un equipo que la ayudara, con pagos en recompensa y muchas Señoras de los trabajadores de Laguna Verde pasaron a trabajar en la Intendencia de la Provincia, viajando a los pueblos y ciudades más desconocidos, para practicar esta ley.

Su madre, su grande tristeza, falleció cuando ella tenía 5 años. La lloró hasta sus noventa…Aún cuando la segunda mujer de su padre, fue siempre la mamá, y como tal se comportó con ella.

Tenía otros trabajos de representación, como su madre, abuela, bisabuela y así hasta Segovia en el Siglo XV, ser damas de compañía de la Reina de España, papel que desempeñó a la perfección cuando la democracia volvió a Chile y los Reyes de España lo visitaron. Era la dama de Doña Sofía de Grecia, Dinamarca y España. Con ella visitó a los presos políticos de la dictadura y ayudó a libertar a muchos. Con Lady Baden-Powell, fundó las niñas escoteras de Chile.

Pertenecíamos a dos mundos  diferentes: ella era española, yo no. Era Monárquica, yo también no. Había fundado la falange de Chile que apoyaba al dictador de España, yo no.

Y de no en no, es mejor recordar que me enseño a leer y a escribir siendo aún hijo único e hizo lo posible para que yo tuviera profesores privados en casa.

La dejé de ver cuando quedó viuda el año 90 del siglo pasado, pero la reencontré en 1994, cuando el Presidente Aylwin me convidó a pronunciar conferencias a Chile. Ella fue a todas, con su amiga del alma, la viuda del mejor amigo de su marido, el también ingeniero Enrique López Roossveart, su amiga Aída Meza de López, que siempre estuvo con ella. A quien ayudó a morir.

Construyó una Iglesia  de piedra sólida para la población, porque el sitio de las Misas era también de diversión y no le parecía digno.

Como otras cosas que quedan en el secreto de la familia. Su peor error fue dejar de trabajar por imposición del Ingeniero. Con tanta tierra en casa, servidumbre y tías solteras y nanas para sus hijos, bien podía haber dejado la parvada con ellas, más donde capitán… el marinero calla.

Son los recuerdos de por qué su funeral paró el tráfico de Viña del Mar. Había estado con ella dos meses antes de su muerte y no podía volver de inmediato: mis deberes universitarios me lo impedían.

El Lunes 9 de Mayo del año 2000, a las seis de la mañana, después de haber hablado con ella al teléfono durante varios días: había recuperado su memoria, esa llamada mejoría de la muerte y me contaba historias de su infancia y otras mias que solo supe en esos días.

Madre de todos los hijos propios y de otros, este 9 de Mayo, serán 13 años en que a las 6 de la mañana pediste la mano a Margarita, la enfermera que pagábamos para ti, y sin ninguna queja, se fue a reunir con su marido que llevaba más de diez años a su espera en la eternidad.

No te olvides esas noches de vuestra infancia en que todos te pedíamos la por la y que ibas de cama en cama a los seis, diciendo:

Por la señal de la santa cruz+

De nuestros enemigos +

Líbranos, Señor, Dios nuestro +

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +

Amén.

Y de cama en cama, todos esos años ibas dejando a todos conformes. Y conformes estamos, aun los agnósticos como yo y mi familia!

Como si fuera ayer y lo recuerdo como en la infancia. La vida es un suspiro. El día del funeral me acompaño todo el Martes por la tarde, la madre de un antiguo discípulo mío, Bebé Cirilo, en cuanto oía el funeral por los celulares de la familia. Con mi ausencia, mi hermano tercero hizo el trabajo que me correspondía por ser el mayor y ahora, jefe de familia: la oración fúnebre frente a la multitud de todos los sitios que eran millares más de los que pensamos.

Florentina María Redondo Carretero de Iturra Merino, ¡debes tener olor a santidad!

Tu hijo

Raúl Iturra

lautaro@netcabo.pt

Y no te olvides de la porla…..


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